Por cada comparendo en vía que se impone a una moto en Bogotá, se registran 50 a carros: ¿a qué se debe la amplia diferencia?

Controlar el exceso de velocidad de los motociclistas, que son el principal actor vial que muere en las vías, está siendo todo un reto para las autoridades de Bogotá. Según cifras de la Secretaría de Movilidad, por cada comparendo que este año se ha impuesto en vía a una moto por no respetar los límites, se han registrado 50 a vehículos particulares.

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Y aunque es claro que tanto vehículos como motos no respetan las normas, preocupa particularmente que los motociclistas no las cumplan, pues en el 2023 representaron alrededor del 45 por ciento del total de fatalidades por siniestros viales en la ciudad, según el Observatorio de Movilidad.

“Tienen alta participación en el número de muertes por estar expuestos sin protección, como los peatones y ciclistas. También por el alto uso por hombres jóvenes sin experiencia con menor aversión al riesgo”, manifestó Darío Hidalgo, experto en movilidad y profesor de Transporte y Logística de la Universidad Javeriana.

Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho énfasis en que la velocidad es un determinante para que un siniestro vial termine en lesiones graves o fallecimientos, ya que a 50 km/h el riesgo de muerte es del 20 por ciento, mientras que a 80 km/h es del 60 por ciento.

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Actualmente se busca controlar esta situación por medio de las cámaras de fotodetección y el personal en vía, para que permanentemente se vigile que ningún vehículo supere los 50 km/h, en caso de vías principales, y 30 km/h, en zonas residenciales y escolares.

Con corte al 31 de julio, de los 324.885 comparendos por la infracción C.29 (exceso de velocidad) registrados por las cámaras salvavidas en Bogotá, 114.425 corresponden a motos (35 por ciento), mientras que 209.918 (64 por ciento) son de vehículos particulares (automóvil, camioneta, campero).

La diferencia es mucho más notoria en los comparendos en vía, pues de los 9.674 impuestos, tan solo 173 son de motos (1,7 por ciento), mientras que de vehículos particulares hay 8.752 (90 por ciento). Eso quiere decir que las cámaras están haciendo 27 veces más comparendos a los motociclistas que el personal de tránsito. ¿A qué se debe?

Las dificultades y diferencias en cuanto al control de la velocidad entre los motociclistas y los automóviles se aplican tanto para las cámaras de fotodetección como para el personal de tránsito.

Por ejemplo, varios expertos señalaron que las placas de las motos muchas veces pueden ser más difíciles de detectar por parte de las cámaras, lo cual hace más complejo la sanción del conductor correspondiente.

“Los conductores pueden recurrir a mecanismos que dificulten la lectura de la placa, como taparla con uno de los pies o hacer ajustes para manipular su posición”, indicó Ómar González, coordinador de Control y Fiscalización en Colombia de la Iniciativa Bloomberg para la Seguridad Vial Mundial (BIGRS).

Sin embargo, los desafíos, tal como se refleja en las cifras, son principalmente en la vía. Para González, se debe en parte a que el número de agentes y policías de tránsito no es suficiente para la demanda de Bogotá.

“Los conductores tendemos a comportarnos de acuerdo con el contexto en el que estemos. Esto explica por qué en las ciudades, donde tenemos la percepción de que efectivamente podemos ser controlados y sancionados, nuestro comportamiento se adapta al cumplimiento (...) en 1999, la ciudad tenía 1.900 agentes de tránsito y, actualmente, sumados agentes y policías de tránsito, el número no llega a 1.200”, dijo.

Por otro lado, para Carlos Felipe Pardo, urbanista experto en movilidad sostenible y fundador de Despacio.org, probablemente hay una actitud más relajada frente a las sanciones a la motocicleta, por cuenta de que para muchas personas es una herramienta de trabajo y de .

“Se ha configurado en la sociedad colombiana una cultura de perdón al motociclista que seguramente está impactando a la hora de si les imponen comparendos o no”, explicó.

Por otro lado, Ricardo Montezuma, experto en movilidad y fundador de la Fundación Ciudad Humana, indicó que “los motociclistas se suelen informar en redes sociales u otros medios sobre los operativos”, lo cual dificulta un adecuado control.

En esto coincidió González, quien aseguró que “se está observando que aumenta el número de agrupaciones de conductores que se unen para intervenir en los procedimientos de control, algunos de ellos cobijados bajo la figura de ‘veedores ciudadanos’ que terminan siendo una fuente de impunidad”.

Los expertos también mencionaron el hecho de que hay menos motos que vehículos particulares en Bogotá, lo cual incide en la proporción de los comparendos. Además, según la Encuesta de Movilidad de 2023, el 7 por ciento de los viajes en la capital se hacen en motocicleta, mientras que el 14 por ciento son en vehículo particular.

Según el Runt, en la ciudad hay 478.701 matrículas de motos, mientras que de carros hay 1,9 millones. No obstante, para Montezuma, muchas de las motos registradas en municipios aledaños en realidad circulan en Bogotá, pero se registran en otros lugares debido a los descuentos en la matrícula que ofrecen las autoridades de tránsito municipales.

De hecho, en Cundinamarca, de los 1,9 millones de vehículos matriculados, 1,4 son motocicletas. Lo cual, según el experto, indica que hay un subregistro en el Distrito y un sobreregistro en el departamento.

“La Encuesta de Movilidad presenta un vacío en ese sentido. Nos falta conocer mejor el mundo de la motocicleta en Bogotá, porque hasta ahora los datos son inexactos”, afirmó Montezuma.

LAURA VALENTINA MERCADO

REDACCIÓN BOGOTÁ