Nuevas pistas del violento robo en Torca apuntan a seguimientos previos

La ciudad sigue conmocionada luego de la denuncia de tres familias que fueron víctimas de un violento robo el pasado viernes 14 de febrero a eso de las 11 de la noche en el conjunto residencial Los Cerezos, en el barrio Lagos de Torca. La investigación viene dando hallazgos que preocupan aún más a los residentes de la zona.

Fueron en promedio diez hombres los que ingresaron al conjunto por la zona verde que está en etapa de construcción y el robo tardó, al menos, dos horas. Los malandros se movieron como ‘Pedro por su casa’.

Según le informaron las autoridades a este diario, las familias confiaron en la presencia de varios sujetos que estaban vestidos como si hicieran parte del personal de vigilancia y quienes les dijeron que habían detectado una fuga de agua y que era necesario entrar a hacer una revisión. Este conjunto residencial está recién inaugurado, según algunos testigos, tiene graves falencias en seguridad y los trabajadores rotan de manera constante.

“A mí me engañaron. Me dijeron que había un reguero de agua impresionante y que de pronto un tubo de mi casa se había roto. Yo observé y alcancé a verificar la chaqueta del guarda y como acá los cambian seguido no dudé”, dijo una de las víctimas.

Cuando esta mujer abrió la puerta la tumbaron en gavilla y sin mediar palabra. “Ellos tenían información de los objetos que podían robar y así se llevaron joyas, celulares, electrodomésticos y hasta ropa”.

La forma en la que los obligaban a entregar todos sus bienes fue muy violenta. Los tomaron por el cuello, les dijeron palabras amenazantes y amedrentaron a las familias para que dieran las claves de sus cuentas bancarias, Nequi y Daviplata. También los amarraron de pies y manos con lo que iban encontrando en las viviendas, como correas de perros, medias veladas, de todo. "A mí todo el tiempo me pegaron, me trataron mal, a mi hija también. Ellos estaban buscando a mi hijo porque le querían robar el carro", recordó otra víctima.

Los malandros se comunicaban por radio con una mujer que les estaba informando sobre la seguridad del sector. Las víctimas escucharon el grito de una mujer y el llanto de un niño en unos de esos dispositivos.

CAROL MALAVER

SUBEDITORA BOGOTÁ

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