Los atracos que pusieron en jaque la seguridad en los cerros orientales de Bogotá

Un par de hechos de inseguridad en los senderos de los cerros orientales encendieron las alarmas entre las autoridades y los ciudadanos que transitan por los caminos destinados a la práctica deportiva y familiar.

Aunque las cifras de seguridad de ese sector del oriente no reflejan una situación crítica y no hay registro de hurtos de esta magnitud desde hace al menos un año, lo cierto es que la presencia de bandas dedicadas a robar a caminantes y deportistas se hizo evidente y reforzó la teoría de expertos que señalan que la delincuencia de los barrios del borde oriental de la capital migró a los cerros.

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En la mañana del lunes festivo, el actor Juan Pablo Raba y su familia y el empresario Carlos Ríos Velilla cayeron en manos de un grupo de hombres que estaban delinquiendo en el sector de Las Moyas, sobre la avenida Circunvalar.

Las víctimas al parecer fueron atracadas por de la misma banda criminal y relataron que fueron interceptadas por al menos cinco hombres que los golpearon, intimidaron con armas cortopunzantes, los hurtaron y, en uno de los casos, el de Carlos Ríos, lo secuestraron por más de seis horas.

A raíz del debate sobre la seguridad de los cerros orientales, EL TIEMPO recopiló las opiniones no solo de expertos en esta materia, exfuncionarios de la cartera de Seguridad sino de colectivos que se han dedicado a trabajar por los senderos ecológicos.

Uno de ellos es Mauricio Ucrós, representante del Sendero Las Moyas, y quien encabeza un colectivo de ciudadanos que desde hace un siglo garantiza “la conservación y protección del patrimonio ambiental y cultural de los cerros orientales de Bogotá”.

Según Ucrós, el sendero Las Moyas es un predio privado de más 130 hectáreas que desde hace tres años es operado por la comunidad de la zona en alianza con la organización LiveHappy, con quienes han logrado garantizar la seguridad de más de 600 salidas organizadas a la reserva natural y la protección de más de 500 caminantes mensuales.

Una de las herramientas que han usado para poder mitigar las eventuales situaciones de seguridad que se presentan es trabajar con los jóvenes de comunidades vulnerables de la UPZ 89 de Chapinero (San Isidro Patios, La Esperanza Nororiental, La Sureña, San Isidro y San Luis Altos del Cabo), quienes son instruidos en habilidades ecoturísticas para liderar la protección de los territorios.

No obstante, pese a esta gestión Ucrós también es consciente de que el cuidado de estos senderos depende de una “acción y colaboración colectiva”, que también implica que todos los caminantes sigan las estrictas recomendaciones de seguridad para los recorridos.

“Tenemos que ser conscientes que esa es la desafortunada realidad que hoy vivimos (la inseguridad) y, por ende, es de vital importancia que los caminantes sigan las recomendaciones establecidas para garantizar su seguridad en los diferentes senderos públicos y privados abiertos al público en los cerros orientales”, señaló Ucrós.

Según la información de las autoridades, en los cerros orientales y senderos del Distrito hay dispositivos de Policía, Carabineros y Ejército de forma permanente en los horarios de mayor afluencia de visitantes y desde 2022 se desplegó un operativo especial de control y vigilancia cuando se presentaron los robos masivos en la subida al cerro de Monserrate, del que fueron víctimas estudiantes de colegio y un grupo de 15 extranjeros.

Sin embargo, hechos como los del pasado fin de semana son los que alientan la percepción negativa de los bogotanos frente a la seguridad y los que conducen a los bogotanos a preguntarse si las medidas están funcionando.

La Policía Metropolitana de Bogotá le dijo a este diario que hechos como los ocurridos durante el lunes festivo no se presentaban hace más de un año y que no había evidencia que diera cuenta de la presencia permanente de una estructura criminal que tuviera arraigo en la zona.

Néstor Rosanía, experto en seguridad y director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, se aparta de esta versión y señala que se trata de grupos “tradicionales” que operan en sectores como la Perseverancia, Pardo Rubio, el barrio San Luis y la Paz, en el centro de la ciudad, y “quienes conocen muy bien los cerros y las zonas montañosas”.

Aunque no se ha podido establecer conexión entre los robos de los dos casos y una banda criminal en específico, los expertos e investigadores afirman que se podría tratar de una migración del delito de los barrios de las localidades de Santa Fe y Los Mártires que conectan con el borde oriental de la ciudad.

En esa misma línea coincide Hugo Acero, exsecretario de Seguridad de la ciudad, quien asegura que las bandas que tienen incidencia en los cerros orientales son las mismas que delinquen en los barrios cercanos y que tienen identificadas las dinámicas de los senderos, es decir, saben quiénes suben y bajan y los horarios donde sería más oportuno cometer el delito.

Dice el exfuncionario que también hay que tener en cuenta que los dos hechos del fin de semana, en particular, también podrían estar relacionados con un desvío de las víctimas de los senderos demarcados, lo que “dificulta el control de las autoridades”.

Pese a esta claridad y a la declaración de que eran al menos 12 criminales los que habrían atacado a Raba y su familia y a Ríos, Acero también asegura que no se trata de una “milicia” o una “ejército” de ladrones que se tomaron el control de los cerros, sino más bien coincide con la teoría de la migración del delito focalizado en algunos barrios que bordean el cinturón oriental de la ciudad.

En ese sentido, los datos de la Secretaría de Seguridad señalan que el conteo de hurtos a personas entre enero y septiembre de este año, comparado con el mismo periodo de 2022, en las cuatro localidades que tienen conexión con los cerros orientales (Los Mártires, Santa Fe, Usaquén y Chapinero), han aumentado 54,7 por ciento, 11,3 por ciento, 1,6 y 0,2 por ciento, respectivamente.

Finalmente, las autoridades avanzan en las investigaciones de los cuatro hombres que, hasta ahora, están identificados como presuntos responsables no solo del caso de hurto del actor sino del secuestro exprés de empresario Carlos Ríos. La Policía ofrece una recompensa de hasta 20 millones de pesos para quien aporte información que contribuya con su captura.

REDACCIÓN BOGOTÁ

JONATHAN TORO ROMERO

EL TIEMPO