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‘A mi madre la asesinaron y la enterraron en Nocaima, Cundinamarca'
Tras seis años de haber ocurrido el crimen, el presunto feminicida sigue libre.
Alcira León tenía 50 años cuando fue asesinada. Foto: Archivo particular
Los seis hijos de Alcira León han esperado desde hace seis años a que la Fiscalía de Nocaima les explique las razones por las que el asesino de su madre, no está pagando por el feminicidio que él mismo confesó. Nelson Enrique León, un guarda de seguridad que vive y trabaja en Chía, hijo mayor de la víctima, cansado de golpear puertas, decidió hacer pública la cruenta historia.
Ella era una ama de casa muy humilde que vivía en La Vega (Cundinamarca). Habitaba una casa prefabricada ubicada en un lote de la vereda La Alianza junto con una de sus hijas. Aunque tenían carencias económicas, eran felices. “Yo en esa época, hace seis años, vivía en Arauca. Sin embargo, la noticia de su muerte nos golpeó a todos a pesar de ser hijos de padres distintos. Ella se había separado de su última pareja también”.
Lo que pasó después es que Alcira conoció a un trabajador de la obra de la doble calzada La Vega – Medellín. “Ese señor se llama Gustavo. Se hicieron amigos porque ella trabajaba en un puesto de venta de naranjas. En esa época se hicieron novios, pero fue muy poco lo que nos contó a nosotros, sus hijos”, recordó Nelson.
Según las hijas de la mujer, ellos, Alcira y Gustavo, alcanzaron a durar cuatro meses de novios cuando a este último le salió un contrato para cuidar una finca en Nocaima. “Según lo que cuenta, él la presentó como la pareja y firmaron un contrato en donde se establecía que él iba a istrar el predio. Eso pasó hace seis años. Ese fue el preludio de la tragedia. Este 12 de junio mi mamá cumplió seis años de haber sido asesinada”.
Lo único que dejó claro la mujer fue que los días martes o miércoles debía viajar a La Vega a reclamar unas ayudas para su nieto que residía en el casco urbano, algo así como un mercado y un subsidio para el niño, pues ella era la representante del menor. “Todo marchaba bien cuando, de un momento a otro, los hijos fueron advertidos de que, supuestamente, la mujer había salido a una reunión y no había regresado a la finca”.
Los hijos de la mujer se movieron rápidamente. No solo aron a Gustavo, sino que la buscaron por cielo y tierra. Visitaron la estación de policía de Nocaima y pegaron carteles con su fotografía por todas partes. “Su pareja, en ese momento, simulaba estar sorprendido. Cuando fuimos a colocar la denuncia se mostraba colaborador. Tomaba gaseosa con mis hermanas, dándoselas de víctima”.
Su pareja, en ese momento, simulaba estar sorprendido. Cuando fuimos a colocar la denuncia se mostraba colaborador. Tomaba gaseosa con mis hermanas, dándoselas de víctima
Con regularidad buscaban al hombre en la finca donde trabajaba y tanto fue la insistencia de los allegados de Alcira que la dueña del predio les comenzó a negar la entrada. “Cuando mis hermanos fueron a buscarla, otra vez, les dijeron que Gustavo ya se había ido de allí con todo el trasteo”.
La investigación
Según la familia de Alcira, la investigación del caso la asumió la Seccional de Investigación Criminal (SIJIN) en Cundinamarca, pero sus investigadores tardaron en darle a la familia una razón clara de lo que había sucedido con la mujer. “Nosotros les exigíamos adelantos, pero no nos decían nada, incluso pasaron 15 días y nada, solo nos dijeron que nos preparáramos para lo peor”.
Ellos solo querían entrar en aquella finca y saber si había algún vestigio de la mujer, una prenda de ropa, alguna pista. “La última vez que mis hermanos fueron ya había otro en la finca”.
Alcira León era una mujer humilde y alegre. Foto:Archivo particular
La confesión
Para finales de junio, una de las hijas de Alcira llamó a Gustavo, pero este le dijo que se encontraba en la estación de policía de Nocaima. “Luego, el de la Sijin, la llamó y le dijo pronto le daría una explicación de lo que había sucedido”.
La razón de esta promesa era que Gustavo había confesado su asesinato. Dijo que aquel 12 de junio habían discutido con Alcira por la plata del mercado, que ella, supuestamente, lo había agredido y que él respondió con un puño. Luego, dijo, ella habría resbalado y caído porque el piso estaba mojado, golpeando su cabeza con el filo de unas escaleras.
Agregó que le había tomado los signos vitales y que en ese momento comprobó que estaba muerta. Luego confesó, a través de unas cuatro entrevistas, que se había asustado mucho, que corrió finca abajo y que como estaba guadañando el pasto, había decidido abrir un hueco en la tierra, a lado de unas palmas, y enterrar el cuerpo de la mujer para luego ocultar la evidencia bajo un morro de pasto. “Fue tan descarado que dijo que había sido un accidente. Mi mamá nunca fue una mujer agresiva. Ella era muy calmada y humilde. Nosotros somos de Boyacá”.
Después de semejante confesión, lo que más sorprendió a la familia, es que no pasó nada. “Desde hace seis años todo está estancado. Nunca detuvieron a Gustavo. Él está libre y el proceso quieto. Las veces que hemos ido a averiguar el fiscal Vladimir Álvarez nunca está. Da más razón el guarda de seguridad”, aseguró Nelson.
Según la familia de Alcira, lo que ha argumentado el ente investigador es que necesita más pruebas para actuar, pero, la pregunta es ¿después de seis años no ha pasado nada? Para la familia, el presunto victimario ya tiene otro abogado y ellos han tenido que visitar las oficinas de la fiscalía en Cundinamarca ante la evidente quietud en el proceso. “Solo nos dicen que marcha y que todo va por buen camino. Nada más. Eso es igual a nada”.
Nos entregaron a mi madre en unas bolsas negras. Su cuerpo estaba completamente descompuesto. El padre no dejó que entráramos a la iglesia por el olor. Todo tocó hacerlo en el cementerio
Ellos, los hijos de Alcira, no han podido superar el dolor. Solo de recordar cómo vieron el cuerpo de su progenitora les da escalofrío. “Nos entregaron a mi madre en unas bolsas negras. Su cuerpo estaba completamente descompuesto. Nos tocó llevarlo a la morgue de Villeta porque en la Vega no hay. El padre no dejó que entráramos a la iglesia por el olor. Todo tocó hacerlo directamente en el cementerio”.
Dicen que el informe que hizo Medicina Legal no coincide con el que ellos le mandaron hacer al cuerpo en manos de un médico legista. “Hubo muchos errores. Mi mamá tenía varios golpes, tres si mal no estoy, y fueron ocasionados con un arma cortopunzante. Él y ese estudio van a develar toda la verdad, pero necesitamos agilidad por parte de la justicia, no puede ser que estos procesos se estanquen en los pueblos y cuando la gente es humilde”.
Tampoco olvidan la felicidad de su madre. Alcira era una “recochera”, una mujer noble que nunca era agresiva con nadie. Su único error fue haber tenido una relación con un hombre al que no conocía lo suficiente y no haberle confiado está a sus hijos. Toda su vida parece haber terminado olvidada y sin valor en una carpeta llena de polvo en un archivador. “De qué nos sirve que nos digan que la carpeta está ahí. Estos seis años nos la hemos pasado armando este rompecabezas”.
El abogado Juan Carlos Rojas, representante de las víctimas en este caso de feminicidio, dijo que hay muchas irregularidades, pues el presunto homicida ocultó el cuerpo e incurrió en desaparición forzada durante 17 días. “Al parecer no fue un accidente. Según nos informa el perito y según las pruebas que obran en la carpeta pudo haber otros tipos de violencia”.
Agregó que ha habido otras circunstancias extrañas como que a las víctimas no se les ha permitido participar en el caso por parte de la Fiscalía. “Y obviamente existe una mora judicial de proporciones inhumanas por parte del fiscal. Esa es la justicia colombina, lenta y está incurriendo en una revictimización”.
Además, antes de que el cuerpo de la víctima fuera reportado a los familiares, un anónimo fue a la Fiscalía a declarar que ella no estaba desaparecida sino muerta y que en ese homicidio tenía que ver el actual implicado.
EL TIEMPO consultó a la Fiscalía de Cundinamarca y hasta el momento no ha habido respuesta sobre los avances en este caso.
¿Cómo denunciar si soy víctima de algún tipo de violencia?
Recuerde que para denunciar violencias basadas en género puede comunicarse a las líneas de la Fiscalía General de la Nación en el número a nivel nacional 018000919748, desde su teléfono celular marcando el 122 o en Bogotá en el 601 5702000.
También puede hacerlo mediante la línea 155 de orientación a mujeres víctimas de la violencia de la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer y Policía Nacional o marcando el 123.