¿En dónde terminan los escombros de las grandes obras en Bogotá?

Bogotá cuenta hoy con 39 obras de construcción y alrededor de 103 de conservación. Al finalizar el año, la ciudad habrá tenido más de 500 frentes de obra activos, entre ellos, proyectos fundamentales como el intercambiador vial en el sector de la avenida Caracas con calle 72 -clave para la primera línea del Metro- o la Troncal de la 68.

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Si bien estos proyectos son pieza clave para el progreso de la capital, en el corto plazo también generan miles de toneladas de materiales de construcción que a diario deben ser controlados y dispuestos en zonas autoridades para evitar que terminen sobre la Estructura Ecológica Principal.

A este material se le denomina Residuos de Construcción y Demolición (RCD) y, según datos del observatorio ambiental de la Unidad istrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp), cada año se generan cerca de 32’000.000 de toneladas.

Justamente, con el objetivo de controlar el material, desde el año 1997 existe el decreto 357, el cual regula el manejo, transporte y disposición final de estos residuos.

Con el paso de los años, y mediante la expedición de cuatro resoluciones, la Secretaría de Ambiente -entidad encargada del control y seguimiento de este asunto- ha buscado optimizar la gestión de estos, a tal punto que hoy existen cuatro tipos de espacios hasta donde se puede trasladar el material: sitios de disposición final, centros de tratamiento y aprovechamiento, puntos limpios -en donde se clasifican-, y recuperadores específicos.

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Según datos de la empresa Metro, de enero a mayo se generaron 168.502 metros cúbicos de residuos de construcción y demolición -solo 869 m3 son aprovechados- en el tramo 1 de la Primera Línea, lo que equivale a una generación promedio de 56.167 metros cúbicos mensuales.

“La mayoría de estos residuos provienen de las actividades de demoliciones de predios (a cargo del Consorcio Infraestructura Metro), y la ejecución de las obras de la fase previa que corresponden a la adecuación del terreno del patio taller y a la construcción del intercambiador vial de la calle 72 (a cargo del Concesionario Metro Línea 1)”, le dijo a EL TIEMPO la empresa Metro.

Explican que el proceso para la disposición final empieza con el Plan de Gestión de Residuos, presentado a la Secretaría de Ambiente y a la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca. “Esta última autoridad solo con injerencia en una fracción del patio taller”, agregaron.

Luego de este trámite, Ambiente entrega código de autorreporte del material a cada uno de los actores involucrados en el proceso. De hecho, es obligación del consorcio -debido a lo estipulado en el artículo 4 de la resolución 01115 de 2012- reportar mensualmente a esa entidad los volúmenes de RCD generados, aprovechados y dispuestos que se producen bajo el serial otorgado.

Una vez las volquetas recogen los escombros, estos son trasladados a cinco empresas de disposición final. Cemex y San Antonio Rex Ingeniería, en Usme; Máquinas Amarillas, en Ciudad Bolívar; Ingeniería y transportes, en Soacha; y Paisajo Las Junta, en Mosquera.

Algo similar ocurre en los nueve tramos de la avenida 68, en donde se trabaja en la construcción de la troncal alimentadora de la primera línea del metro. Actualmente, según datos del Idu, se generan alrededor de 29.000 metros cúbicos de residuos de construcción y demolición al mes. Estos también se llevan a los centros de tratamiento o a los de aprovechamiento si son susceptibles a algún tipo de tratamiento que les dé una segunda vida.

“Actualmente hay más de 40 puntos donde se pueden disponer los RCD, dependiendo de la caracterización de los materiales como escombros, materiales estériles, suelo orgánico, material de excavación, concretos y agregados sueltos de construcción, capa orgánica, ladrillo y acero, entre otras”, explicó la Secretaría de Ambiente.

En cuanto a los escombros de esta obra, son cuatro los sitios autorizados para la disposición final, todos ubicados en el sur de la ciudad. El primero está situado en la mina Las Manas, en Ciudad, en un sector en donde se realiza un plan de manejo y recuperación ambiental. Este es istrado por la empresa Máquinas Amarillas.

El segundo, istrado por una empresa llamada Rex Ingenieria, ubicado en la cantera San Antonio, entre las localidades de Usme y Ciudad Bolívar, en la parte baja del denominado ‘cono del Tunjuelo’.

Finalmente, dos de ellos son istrados por la empresa Cemex: el primero en el kilómetro 4 vía Usme-reserva ecológica privada La Fiscala y el segundo en la avenida Boyacá con calle 72 sur, en la localidad de Ciudad Bolívar.

Además, hay otros cinco ubicados en La Calera, Mosquera, Soacha que también cuentan con el aval de la Secretaría de Ambiente para que hasta allí lleguen escombros. Para que el material sea aceptado este no debe contener basura, lodo o material vegetal.

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Una de las ventajas que tienen los generadores de RCD, es que pueden reutilizar de manera temporal o permanente los residuos generados durante la ejecución de una obra. También realizar el aprovechamiento de materiales como madera, icopor (poliestireno expandido) o el retal de metal y aumentar dicho volumen adquiriendo materiales provenientes de los Centros de Tratamiento y Aprovechamiento aprobados por la Secretaría de Ambiente.

De hecho, materiales como el concreto pueden ser utilizados para fabricar masa para rellenos, suelos de carreta o grava suelta; los cerámicos para elaborar fachadas y acabados; y los metales para realizar aleaciones. También hay aplicaciones para materiales como maderas, vidrios, plásticos y pétreos -los que provienen de la roca-.

Por ejemplo, el Idu tiene firmados contratos de aprovechamiento en donde los residuos de demolición de las losas de concreto que salen de las calzadas de los articulados de TransMilenio, se usan para la conformación de la estructura de las nuevas vías en construcción.

“En otros casos, el material que sale del fresado se utiliza para sellar el rajón, estas son las piedras de gran tamaño que se colocan en la primera capa de la estructura de una calzada para mejorar las condiciones del suelo”, señaló la entidad.

Para este proceso en Bogotá hay dos sitios autorizados. El primero es istrado por la empresa Secam JR y está ubicado en la localidad de Usme. Con el material que llega hasta su planta crean bases granulares, gravilla, y fresado, entre otros materiales. “Contribuimos en el desarrollo de obras en Bogotá y alrededores, mediante el suministro de materiales granulares reciclados, en la disposición de RCD y su aprovechamiento”, explican.

El segundo, de características similares, se encuentra en el barrio Mochuelo Oriental en la localidad de Ciudad Bolívar y tiene contrato vigente con el Idu hasta enero de 2023.

Existen, además, 15 empresas más en Cundinamarca dedicadas a este oficio. Seis en Mosquera, cinco en Cota, tres en Soacha y uno en Madrid. “Los RCD que se entregan a estos centros de aprovechamiento son tratados y transformados para su reutilización en la producción de nuevos materiales de construcción (subbase granular tipo A, B y C, base granular tipo C), los cuales también son adquiridos para la ejecución de las obras de la PLMB Tramo 1, y son considerados dentro del volumen de aprovechamiento de RCD que hace el proyecto”, concluyó la empresa metro..

CAMILO A. CASTILLO

EL TIEMPO