Una prueba clave acaba de ser revelada en la investigación de la muerte de Juan Felipe Rincón, hijo de William Rincón, inspector general de la Policía Nacional. El resultado de la prueba de residuos de pólvora en las manos de dos sospechosos dio un resultado positivo y uno negativo.
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Se trata del informe técnico microscópico electrónico de barrido que recoge muestras de pólvora en las manos de los indiciados. Esto permite identificar quién accionó el arma en el lugar de los hechos a través de restos de material que expulsa el proyectil.
Según pudo establecer Noticias RCN, esta es una prueba que se demora entre seis y siete meses en promedio, pero en este caso tardó solo un par de semanas.
El resultado, obtenido por el medio mencionado, indicó que la prueba microscópica salió positiva para Sergio Felipe Rico, escolta de Juan Felipe Rincón, mientras que la prueba realizada en Andrés Camilo Sotelo, hasta ahora imputado por homicidio y porte ilegal de armas, salió negativa.
El resultado despeja muchas de las dudas que hasta ahora la Fiscalía General de la Nación se habría planteado respecto a quién disparó contra el joven de 21 años en el barrio Quiroga, sur de Bogotá.
Tal como lo reveló EL TIEMPO un día después del asesinato, los investigadores del caso no descartaron que desde un principio el escolta habría disparado contra Rincón.
Con respecto a Andrés Camilo Sotelo, tío de la menor de 8 años a la que Juan Felipe presuntamente le habría mandado mensajes explícitos, el escenario apunta a que los delitos de homicidio doloso agravado y fabricación, tráfico o porte de armas de fuego o municiones le serán retirados.
Cabe recordar que el lunes pasado un juez de control de garantías de Bogotá le concedió la libertad a Sotelo, único imputado en la investigación.
En conversación con EL TIEMPO, Saúl León, abogado defensor del imputado, defendió que "no había elementos materiales probatorios ni evidencia física que consolidara que mi cliente portara un arma de fuego o que fuera el autor del disparo".
Para León, la investigación debió girar desde un principio en torno a Sergio Felipe Rico, escolta de Rincón. Según el jurista, los testimonios de quienes presenciaron el hecho apuntaban a que el único que accionó el arma fue el guardaespaldas.
Esto se suma a los estudios de balística de los peritos del CTI que confirmaron que la única arma que tenía la capacidad de disparar era la de Rico, mientras que la que portaba Sotelo ese domingo a las 11:30 a.m., era de gas (traumática).
En esa dirección, las preguntas que deberán resolver los investigadores de ahora en adelante alrededor de los proyectiles de Rico, son si fue a propósito, si fue accidental en medio de la trifulca o si definitivamente no disparó contra su protegido y fue otra arma la que habría sido accionada, quizá perteneciente a un tercer involucrado.
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NICOLÁS DÍAZ MALPICA
Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO