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Noticia
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Aunque están cayendo aguaceros en Bogotá, la contaminación del aire no disminuye: ¿por qué?
La secretaria de Ambiente, Adriana Soto, explicó a qué se debe este fenómeno y qué acciones ayudan disminuirla.
Desde hace varias semanas, en la capital del país las fuertes lluvias han sido protagonistas. Y aunque esta temporada ha estado mucho más prolongada que la del año pasado, en el mismo periodo, en el occidente y suroccidente de Bogotá, principalmente, la contaminación le ha hecho frente.
La persistencia de altos niveles de contaminación en la ciudad, incluso durante estos períodos de lluvia, se debe a varios factores científicos y meteorológicos. Uno de los principales es el fenómeno de inversión térmica, el cual ocurre cuando la temperatura en las capas superiores de la atmósfera es mayor que en la superficie, lo que impide que los contaminantes se dispersen y provoca su acumulación cerca del suelo.
En la ciudad han caído aguaceros fuertes en las últimas semanas. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO
De hecho, este es un fenómeno común en Bogotá durante los primeros meses del año y entre agosto y octubre, debido a las variaciones significativas de temperatura entre el día y la noche.
Otros de los factores que ayudan a que la contaminación no disminuya en la temporada invernal están las bajas velocidades del viento que contribuyen a la concentración de contaminantes, ya que dificultan su dispersión. Estas condiciones suelen presentarse al inicio de la temporada de lluvias, afectando la calidad del aire en la ciudad.
En entrevista para EL TIEMPO, la secretaria de Ambiente, Adriana Soto, detalló que las emisiones de material particulado fino (PM₂.₅) —partículas diminutas capaces de alojarse en el sistema respiratorio— en Bogotá totalizaron 4.628 toneladas. Del total, el 40,3 por ciento correspondió a la resuspensión de polvo por tránsito en vías, mientras que el 31 por ciento provino de fuentes móviles en carretera, es decir, vehículos en circulación como automóviles, motocicletas, buses y camiones.
"Dentro del grupo de resuspensión de polvo, el 77,6 por ciento se atribuye específicamente al tránsito en vías sin pavimentar, lo que evidencia el impacto significativo de estas vías en la calidad del aire y, en consecuencia, en la salud pública. Por su parte, dentro de las fuentes móviles en carretera, el transporte de carga fue el mayor emisor, representando cerca del 50 por ciento de las emisiones generadas por este grupo", agregaron.
Frente a esta situación, la entidad explicó que, aunque las lluvias pueden ayudar a limpiar la atmósfera al arrastrar partículas contaminantes hacia el suelo, su efectividad depende de la intensidad y duración de las precipitaciones. Lluvias ligeras o intermitentes no son suficientes para dispersar completamente los contaminantes acumulados, especialmente cuando coinciden con inversiones térmicas y bajas velocidades de viento.
Panorámica de la ciudad en la cual se percibe la contaminación en el aire Foto:Héctor Fabio Zamora / EL TIEMPO
En el potencial deterioro de la calidad del aire que se podría evidenciar durante los próximos meses también influye el bajo nivel de vientos que se presentan durante esta época, lo que impide que el material particulado que se concentra en el aire se desplace y pueda dispersarse.
Además, durante los días secos, se han presentado inversiones térmicas que dificultan el movimiento vertical del aire. Esto provoca una acumulación de contaminantes en las capas bajas de la atmósfera, generando niveles más altos de concentración, especialmente en las primeras horas de la mañana.
"La falta de lluvias favorece el aumento en la velocidad de los vientos regionales, lo que ha facilitado el transporte de contaminantes provenientes de los incendios forestales en la región de la Orinoquía hacia Bogotá. Estos dos factores —la inversión térmica y el transporte de contaminantes regional— se combinan, generando picos de contaminación más marcados en la ciudad, sobre todo en las mañanas", agregó Soto.
Bogotá contaminada. Foto:Mauricio Moreno
Sin embargo, esta reducción de emisiones se puede contrarrestar si hay disminución de velocidades de viento y, por ende, disminución de movilidad en el aire, lo que conlleva tener aumentos en las concentraciones. Así mismo, para que existan “lavados” de emisiones importantes en la atmósfera, las lluvias deben ser largas y prolongadas, condiciones que solo se han visto en los últimos días. Finalmente, aún se mantiene la influencia de incendios regionales, ya que si bien es cierto que está lloviendo en la región andina, en el Orinoco sigue predominando el tiempo seco y el riesgo de aparición de incendios forestales adicionales.
A este fenómeno se le añade la presencia de las arenas del Sahara, las cuales ya llegaron a Bogotá desde mediados de diciembre y pueden permanecer mientras no haya vientos fuertes que las movilicen. Aunque estas arenas fertilizan algunas zonas selváticas, en las ciudades incrementan el material particulado y empeoran la calidad del aire.
Los principales difusores de material resuspendible son las obras de construcción que no cuentan con medidas requeridas para contener este polvillo, las canteras y las vías en mal estado. Esto explica por qué en las zonas cercanas a estos focos de partículas la calidad del aire suele ser regular o baja.
Por otro lado, cuando no hay una influencia externa significativa, como el transporte de humo desde incendios forestales regionales, y las lluvias se extienden durante varios días, sí se logra una reducción progresiva de los niveles de contaminación.
"Esto ocurre porque la humedad acumulada evita que el material particulado —como el polvo de vías sin pavimentar o de zonas en obra— se levante nuevamente al ambiente", explicó la secretaria de Ambiente.
Además, le dijeron a este medio que, cuando las lluvias son muy ligeras o esporádicas, pueden tener el efecto contrario. El impacto de las gotas puede levantar las partículas en lugar de asentarlas, y si además hay poca velocidad del viento o condiciones atmosféricas que impiden que el aire se eleve, los contaminantes tienden a quedarse atrapados cerca del suelo, empeorando la calidad del aire.
En resumen, la lluvia ayuda cuando es constante y sostenida, pero no basta una llovizna para limpiar el aire. Y si hay humo proveniente de otras regiones, como la Orinoquía, su efecto puede ser limitado.
Lluvias en el norte de la ciudad, por el sector de la autopista norte con calle 155. Foto:Milton Diaz / El tiempo
Para mejorar la calidad del aire en Bogotá, la Secretaría de Ambiente recomienda:
Utilizar medios de transporte sostenibles como la bicicleta o caminar.
Reducir el uso de vehículos particulares.
Mantener al día la revisión técnico-mecánica de los vehículos.
Evitar quemas a cielo abierto.
Estas acciones contribuyen a disminuir las emisiones contaminantes y mitigar los efectos de los fenómenos meteorológicos adversos en la calidad del aire.
Por esto, desde la Secretaría de Ambiente se ha propuesto una meta ambiciosa para enfrentar el cambio climático y mejorar la calidad del aire: restaurar 1.300 hectáreas de los Cerros Orientales con especies nativas. Esta acción busca reducir los riesgos de incendios forestales en temporadas secas y de deslizamientos en época de lluvias, protegiendo el punto más vulnerable de la ciudad frente a los efectos del cambio climático.
Además de proteger el ecosistema, esta restauración beneficia directamente a la ciudadanía del suroccidente de la ciudad. Esto se debe a que, por la forma en que se comportan los vientos en Bogotá, el material particulado generado por incendios en los Cerros Orientales tiende a concentrarse en esa zona, afectando significativamente la calidad del aire.
Para enfrentar este tipo de problemáticas, la Secretaría Distrital de Ambiente implementa el Plan Estratégico para la Gestión Integral de la Calidad del Aire – Plan Aire 2030, adoptado mediante el Decreto 332 de 2021. Este plan establece las acciones que Bogotá debe desarrollar para reducir las emisiones contaminantes, con base en cinco objetivos estratégicos:
Conocer mejor el problema.
Fortalecer el control de las fuentes contaminantes.
Reducir las emisiones de material particulado.
Gestionar el riesgo por contaminación.
Integrar y promover la gobernanza del aire.
Hoy podrían haber fuertes aguaceros y por ende inundaciones y trancones. Foto:Néstor Gómez
Si bien desde la istración distrital no se pueden evitar fenómenos meteorológicos o la regularidad de los vientos, sí se puede disminuir la cantidad de material resuspendible a través de la pavimentación de vías en mal estado y la adecuada supervisión de las múltiples obras que actualmente se adelantan en la capital.
Atacar las futuras alertas en la calidad del aire desde los frentes previamente mencionados es uno de los retos que tiene la Secretaría de Ambiente para disminuir la concentración de material particulado en una temporada en donde las condiciones climatológicas y los fenómenos externos juegan en contra.