Francisco: entre la reactivación diplomática y la falta de contundencia

En diez años de pontificado, el papa Francisco ha realizado 40 viajes al extranjero. Visitas con las que ha querido dar más importancia a las periferias, prefiriendo a los países marginados de Europa del Este o de África, frente a los católicos occidentales, y con las que el primer papa latinoamericano reactivó la diplomacia de la Santa Sede, tras un mandato más introvertido como el que tuvo Benedicto XVI.

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Como señala la agencia AFP, como parte de sus iniciativas diplomáticas alrededor del mundo, Francisco ha defendido el multilateralismo y denunciado sin cesar el comercio de armas. Y también ha optado por el diálogo con todas las confesiones, especialmente con el islam, como lo reflejó en una visita histórica que realizó a Irak en 2021.

Entre los resultados de sus campañas de la última década también se cuentan un acuerdo inédito con el régimen comunista de Pekín, en 2018, sobre el nombramiento de obispos por parte de la Santa Sede en China, y su intervención en el acercamiento histórico entre Cuba y Estados Unidos en 2014, después de medio siglo de hostilidades.

Y aunque algunos han calificado su actividad diplomática como un regreso a la que se vio en los 27 años de pontificado de Juan Pablo II, hay que tener presente el agitado contexto geopolítico que caracterizó aquellos años, con un gran número de acontecimientos que lo marcaron, como el final de la Guerra Fría, la caída del Muro de Berlín, el reconocimiento de Israel o la desintegración de Yugoslavia, por mencionar algunos. El pontificado de Francisco transcurre en un mundo cada vez más fracturado geopolíticamente donde ya no priman dos bloques definidos en disputa.

Para expertos como el profesor Santiago Sierra, doctor en Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, la propuesta diplomática y política de Francisco con las naciones y  con otras grandes religiones también ha quedado registrada en encíclicas como Laudato Si (2015), que para el docente se configura "como un acercamiento con el mundo, con la ciencia y con religiones como la judaica”, y Fratelli tutti (2020), en la que, además de hablar sobre la fraternidad y la amistad social, hace un acercamiento con el mundo musulmán.

“Pone como centro el ejercicio de la política como un ejercicio de la caridad, como un servicio, como el referente más grande del amor, que es precisamente la relación con el otro, con las culturas y los países”, manifiesta el docente, quien dentro de la dinámica de las relaciones internacionales del Sumo Pontífice también resalta la visita que hizo a Colombia en 2017, tras la firma del acuerdo de paz con las Farc.

“También creo que una de las cosas interesantes es que hace unos años mandó una bula llamando a la misericordia, siempre articulando esto con un mensaje de paz, de apertura y reconciliación. Creo que es un ejemplo político muy interesante que ha cimentando durante estos diez años hacia dentro y fuera de la Iglesia, para creyentes y no creyentes y gente de buena voluntad que quiera participar de un diálogo abierto y sincero”, asegura el doctor Sierra.

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Migraciones y medioambiente también hacen parte de los temas en los que en materia internacional se ha manifestado el Sumo Pontífice. En la isla italiana de Lampedusa, símbolo de los naufragios de los migrantes, o en el campamento griego de Lesbos, en el mar Egeo, el pontífice ha defendido vehementemente a quienes huyen de la guerra o la miseria y ha pedido su acogida sin distinción, sobre todo en Europa.

Mientras que en la encíclica Laudato Si reclamó una "revolución verde" y criticó el "uso irresponsable de los bienes que Dios ha puesto" en la Tierra. Un aspecto sobre el que Francisco, que apoya el Acuerdo de París, ha reiterado su compromiso por la "ecología integral".

Desde su llegada a la cabeza de la Iglesia Católica, Jorge Bergoglio se mostró cauteloso con el tema del conflicto entre Ucrania y Rusia. Según manifestó en 2015 el reconocido analista político italiano y autor de varios libros sobre la Santa Sede, Massimo Franco, antes de que estallara la guerra el Santo Padre nunca definió a Rusia como un agresor y siempre se refirió al conflicto entre el Gobierno y los rebeldes respaldados por Moscú como una guerra civil.

Un enfoque que, según el experto buscaba garantizar que el papa mantuviera su credibilidad en países como Siria, Rusia o Cuba en los que el Sumo Pontífice al parecer considera que puede ayudar de una mejor manera a los cristianos que viven en ellos si mantiene la independencia.

Pero en 2022 chocó contra el muro de la guerra en Ucrania. Tras la invasión los numerosos llamados a la paz del papa argentino no han surtido efecto. Como señala AFP, este conflicto también sepultó el acercamiento con el patriarca ortodoxo ruso Kirill, apoyo de Moscú, pese al encuentro histórico que tuvo con Francisco en 2016 en la Habana, el primero entre los dirigentes de las Iglesias de Oriente y Occidente desde el cisma de 1054.

Expertos como Hernán Olano, rector de Unicoc y doctor en Derecho Canónico, señalan que un afán por mantener la esperanza de que se materialice este encuentro puede estar detrás de que los mensajes del papa Francisco alrededor de la guerra se mantengan en un terreno que no comprometa la posición del Vaticano hacia Moscú, e incluso con sus aliados chinos. Sin embargo, Olano también señala que no es el único caso en el que al Sumo Pontífice ha carecido de contundencia.

Por ejemplo, señala la visita de Francisco a Sudán del Sur, un país devastado por la guerra y que atraviesa una gran emergencia humanitaria, en la que para el experto no hubo un pronunciamiento mayor hacia los actores del conflicto. También destacó la situación de Nicaragua, donde el régimen de Daniel Ortega condenó a 26 años de cárcel al obispo crítico del gobierno, monseñor Rolando Álvarez, además de haber expulsado del país a las monjas de la orden Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta y al Nuncio Apostólico.

“Además, ya desde hace algún tiempo ha abandonado la mención particular que siempre repetía, entre otras, en la oración del Angelus del domingo, en torno al conflicto venezolano y al llamado a las garantías democráticas para los ciudadanos desplazados de este país. Aspectos como esos, que no obstante hacen que el Papa sea considerado como una reserva moral del mundo y una guía, en ultimas también lo alejan de ser considerado totalmente como el mediador que se esperaría”, afirma Olano.

Algo que sí consiguió Juan Pablo II en situaciones en las que la Santa Sede se mostró particularmente activa como mediadora en la búsqueda de soluciones ante situaciones conflictivas en el ámbito internacional. Un ejemplo es el conflicto de 1984 entre Argentina y Chile por la soberanía del Canal de Beagle, en el que Wojtyla y sus representantes lograron evitar el que parecía ser un enfrentamiento inminente. Para Olano, el papa Francisco ha perdido la posibilidad de consolidar una candidatura al Nobel de Paz. Un premio que, aunque seguramente no esté en sus intereses buscarlo, podría beneficiar políticas como la Opción por los Pobres.

Sin embargo, para Sierra la labor que ha demostrado el pontífice ha sido importante y de gran respeto. “No se trata de condenar a los adversarios sino de buscar caminos de integración y de diálogo. Aquí la cuestión no es de protagonismo o de expresión en medios de comunicación, creo que el Papa su gran consiliación y capacidad de involucrar a las personas está haciendo un trabajo muy discreto, a él lo menos que le interesa en este momento es el protagonismo, y creo que tenemos que esperar cosas muy positivas de su gestión”.

ALEJANDRA LÓPEZ PLAZAS

REDACCIÓN VIDA DE HOY