Cada vez son más las palabras orientales que se conocen en Occidente y cuyos significados albergan profundos conceptos sobre la vida y sobre cómo afrontar cada etapa de ella.
Este es el caso de los términos del 'ikigai', que significa "vivir con un propósito" o el 'kintsugi', que habla de "la belleza de la imperfección". A estos se suma la palabra 'nankurunaisa', la cual esconde un poderoso mantra que todos deberían repetirse ante cualquier circunstancia de la vida.
Proviene de Japón, de un dialecto que hoy está perdido, procedente de la isla de Okinawa, ubicada al sur del país asiático. Se divide en tres ideogramas: "Nankuru”, “nai” y “sa”. Originalmente, el significado que esconde este término tiene una gran extensión. Quiere decir: “Nunca olvides quién eres y vive por hoy y por el mañana. Que jamás se te olvide sonreír y, por terrible que haya sido tu día, recuerda que el próximo sol te recibirá con una gran sonrisa. Tú haz lo mismo”.
Nunca olvides quién eres y vive por hoy y por el mañana. Que jamás se te olvide sonreír y, por terrible que haya sido tu día, recuerda que el próximo sol te recibirá con una gran sonrisa.
No obstante, con la evolución del lenguaje en el tiempo, que tiene una tendencia hacia la simplificación y el ahorro de palabras, el mensaje de 'nankurunaisa' ahora es más simple, aunque igual de poderos, algo como “con el tiempo se arregla todo”.
La palabra invita a las personas a vivir con optimismo y es un mensaje de consuelo, esperanza y anhelo. Algo muy parecido al "todo va a estar bien" que se escucha en nuestro día a día, cuando muchas situaciones no salen del todo como se esperan.
Así pues, 'nankurunaisa' es esa palabra que todos deberíamos repetirnos cuando buscamos una respuesta o un impulso para seguir adelante, para sonreír y para confiar en que se pueden alcanzar las metas propuestas.
De hecho, esta palabra encierra muchas de las enseñanzas del budismo. Y se dice que los ancestros japoneses la repetían para evocar lo bueno de la vida. De esta manera, se interiorizaba y aportaba la paz y la sabiduría con la que se afrontaba lo que estaba por venir.
REDACCIÓN EL TIEMPO