La deforestación en la Amazonía brasileña se desploma casi un 57 % en septiembre

Durante el mes de septiembre se deforestaron 629,3 kilómetros cuadrados de bosque.

En el Bosque Nacional Jacundá, en la Amazonia brasilera, prendieron fuego para dar cabida a las casas y lugar para la agricultura. Foto: Brenno Carvalho / O Globo

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Las alertas de deforestación en la Amazonía brasileña alcanzaron en septiembre los 629,3 kilómetros cuadrados de área destruida, lo que supone una reducción del 56,7 por ciento respecto al mismo mes del año pasado, informaron este viernes fuentes oficiales.
La superficie de selva tropical devastada cayó de forma drástica en comparación con los 1.454,7 kilómetros cuadrados registrados en septiembre de 2022, bajo el Gobierno del entonces presidente Jair Bolsonaro (2019-2022).
Los datos positivos en la Amazonía contrastan con los del Cerrado, el segundo mayor bioma brasileño y que reportó 658,5 kilómetros cuadrados de área destruida en septiembre, un 140,8 por ciento más frente al mismo periodo de 2022 y el peor dato para el mes desde que se empezaron a recoger estadísticas, en 2018.
Los números son del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), órgano vinculado al Gobierno de Brasil, y se obtienen a partir de imágenes por satélite preliminares.
El dato de septiembre en la Amazonía es el mejor para el mes desde 2017, cuando se detectaron 402,5 kilómetros cuadrados de área talada en la parte brasileña del mayor bosque tropical del planeta. Los estados donde hubo mayores índices de deforestación el mes pasado fueron Pará (315 km²), Mato Grosso (121 km²) y Amazonas (95 km²).
La menor destrucción de la selva se produce en medio de una severa sequía que, unido a las altas temperaturas, ha causado una gran mortandad de peces y dificultades en el transporte de mercancías por la disminución del caudal de los ríos en varios puntos de la Amazonía brasileña.
La sequía ha disparado además los incendios en el ecosistema, que siempre registra en septiembre y octubre su época de menores precipitaciones. Desde que asumió el poder, el 1 de enero, el Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha aumentado los recursos y la fiscalización en la región amazónica dentro del objetivo de acabar con la deforestación ilegal hasta 2030.
También ha impulsado un plan para combatir el crimen organizado, que en los últimos años ha aumentado su influencia en la región.
EFE

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