Iniciativas turísticas permitirán crear estrategias certeras para financiar la salud medioambiental.
Jóvenes de todas las regiones del país se dieron cita en el Colegio Ideas de Cali para compartir experiencias sobre el cuidado de la biodiversidad en sus territorios. Foto: Archivo Particular
No podría ser más perfecto el escenario donde comenzó la jornada de CAF de ayer, en la COP16: la reserva natural donde se asienta el Colegio Ideas, justo en el pie de los Farallones de Cali.
Un precioso lugar colmado de árboles de gran tamaño, guaduales, pájaros, especies silvestres, flores multicolores y mariposas. Y no podría haber sido con la mejor gente: los adolescentes y jóvenes organizados que ´hablan hasta por los codos’, de ser necesario, para que los escuchen y atiendan sus propuestas e ideas, o aprovechen su desbordante creatividad para que las iniciativas y cualquier tipo de inversión que se haga en pro de sanar la biodiversidad de Latinoamérica y el Caribe vayan por el camino correcto.
“Fue a nosotros a quienes más nos afectó la pandemia. Nosotros somos los que hemos visto de cerca el deterioro de nuestros ecosistemas: erosión, deforestación, inundaciones que arrasan con nuestros animales o la disminución de las fuentes de agua. Por eso con quienes tienen que hablar es con nosotros porque somos los más conscientes de esta crítica situación”, expresó Gabriela Hernández, cofundadora de la Organización de líderes ambientales jóvenes Life of Pachamama (Madre Tierra), justo antes de que el equipo de CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe-, que trabaja por el progreso y la inclusión de los adolescentes y jóvenes de la región diera inicio a un espacio que ante todo buscaba eso: escuchar a los jóvenes, permitirles expresar sus ideas y sueños, y que entre todos los asistentes compartieran experiencias sobre lo que están haciendo por salvar los ecosistemas de sus territorios.
“De esta manera aprendemos de ellos y abrimos nuestras mentes de cara a sus necesidades y a lo que ya han conseguido para proteger y restaurar los espacios de vida en sus comunidades. No solo es más fácil capacitarlos a ellos, sino también más productivo y divertido, sobre todo por sus grandes capacidades e ingenio y porque tienen la mente libre de preconcepciones del pasado”, comentó, por su parte, Nathalie Gerbasi, directora de Desarrollo Institucional y Capacitación de CAF.
La jornada de talleres se adelantó durante todo el día con actividades lúdicas y departicipación proactiva, en medio de la frescura y la paz que brindaban la espesa arborización y los techos de paja de los salones. Participaron jóvenes de todas las regiones del país, desde La Guajira hasta de Putumayo y Guaviare.
Previo al evento, a través de la Dirección de Desarrollo Institucional y Capacitación (DDIC) y la Gerencia de Género, Inclusión y Diversidad (GGID), CAF propició un ejercicio que llamaron “Laboratorio virtual de la juventud por la biodiversidad”, el cual les permitió a los participantes, la mayoría de ellos pertenecientes a organizaciones como OIJ, Climalab, Movilizatorio, Life of Pachamama y Acdi/Voca, prepararse para lo que les esperaba en durante la COP16. Con esto y la jornada de ayer, hoy 25 de octubre presentarán ante autoridades, gobiernos, banca de desarrollo, y representantes de organismos que trabajan por el medioambiente, un manifiesto donde han plasmado todo lo que ellos han hecho y están dispuestos a seguir haciendo por la biodiversidad de sus suelos y sus aguas. Será en el pabellón de CAF de la zona azul.
Turismo es compatible con ecosistemas
Rodrigo Peñailillo, representante para Colombia de CAF, manifestó que el banco ha hecho una gran apuesta por la juventud latinoamericana y sus iniciativas probiodiversidad. Foto:Archivo Particular
A partir del mediodía llegó el turno para el polémico tema sobre la viabilidad de la industria del turismo en áreas protegidas, de gran riqueza natural o de reserva medioambiental.
La apertura estuvo a cargo de Óscar Rueda, director de Turismo Sostenible de CAF, quien hizo énfasis en el potencial con el que cuenta la región para que la industria del ecoturismo se desarrolle a gran escala mientras contribuye con el cuidado y salvamento de los ecosistemas. Posteriormente, representantes de autoridades y ministerios de dicha industria, de Colombia, Costa Rica y Ecuador, potencias ecoturística de la región, demostraron a los presentes cómo, contrario a lo que hasta hace poco se creía, la biodiversidad y el medioambiente pueden resultar altamente beneficiados con el fortalecimiento de la industria turística en áreas de riqueza ecológica, incluso en las que se han declarado como zonas protegidas o son altamente sensibles al impacto del cambio climático.
En el transcurso de la disertación se resaltaron ejemplos que ya han arrojado resultados exitosos en el análisis del costo-beneficio tanto para las comunidades que habitan las zonas como para el bioma, la flora y la fauna de los ecosistemas.
Tal es el caso de Chiribiquete, llamado la “Capilla Sixtina de la biodiversidad”, y la Sierra Nevada de Santa Marta, en Colombia; Galápagos y el Parque Cotopaxi, en Ecuador; y el Parque Nacional Corcovado y Caño Largo, en Costa Rica.
Como estos, existen numerosos lugares a lo largo y ancho de Latinoamérica y el Caribe que pueden ser aprovechados para un desarrollo revolucionario del ecoturismo, que a la vez devolvería la salud a los ecosistemas, siempre y cuando los emprendimientos o programas de prestación de servicios turísticos se ciñan a lo exigido en la normativa de cada país, la cual, en opinión de los expertos participantes, se encuentra lo suficientemente robusta para aspirar al cumplimiento de ese propósito.
Durante el desarrollo del evento CAF presentó su innovador programa Reset, enfocado en la restauración de la biodiversidad a través de servicios ecosistémicos vinculados al turismo sostenible.
Este programa tiene como objetivo no solo conservar, sino también regenerar la biodiversidad en América Latina y el Caribe, aprovechando las posibilidades del sector turístico como el vehículo para financiar proyectos de restauración y promover el desarrollo económico en áreas protegidas, principalmente para los pueblos y comunidades asentados en ellos.
Reset permite crear y apalancar una red de oportunidades para hacer ese ‘match’ que se necesita entre los servicios y productos turísticos, y el cuidado de la biodiversidad.
“Son más de 1.200 áreas protegidas, en alrededor de 38 millones de hectáreas, las que posee la región. Es tiempo de entender de una vez por todas que el turismo no es incompatible con la biodiversidad”, manifestó Rueda al término de su intervención.
MÁS CONTENIDO*. Un proyecto de Contenidos Editoriales Especiales de EL TIEMPO en alianza con CAF.
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