En la actualidad, existe una amplia gama de opciones para endulzar los alimentos, desde alternativas naturales como la stevia y el fruto del monje, hasta endulzantes bajos en calorías como la alulosa y el eritritol. Aunque estas opciones pueden parecer más saludables que el azúcar refinado, diversos especialistas en nutrición coinciden en que el mejor endulzante es aquel que no se utiliza.
Según expertos, fomentar una dieta baja en azúcares desde la infancia puede influir positivamente en los hábitos alimenticios durante la vida adulta. La clave radica en no introducir el sabor dulce de forma innecesaria en la alimentación de los niños. Si un menor no adquiere el hábito de consumir productos endulzados, no sentirá la necesidad de ellos a medida que crezca.
"Nadie extraña lo que no conoce", señalan los especialistas, destacando la importancia de no imponer en los hijos los gustos y necesidades de los adultos. Adaptar su dieta a una menor exposición a los sabores dulces es una inversión en su salud a largo plazo.
No obstante, también subrayan que el equilibrio es fundamental. Ofrecer ocasionalmente alimentos con un toque dulce no representa un riesgo significativo si se mantiene dentro de un estilo de vida saludable y balanceado.
El mensaje principal es claro: los padres tienen la misión de promover hábitos alimenticios saludables que perduren durante toda la vida de sus hijos. Reducir o eliminar el uso de endulzantes desde temprana edad puede ser una estrategia efectiva para prevenir problemas de salud relacionados con el consumo excesivo de azúcares en el futuro. Los invitamos a seguir las redes sociales de Valeria Quintero.