Poco a poco, las autoridades y un equipo de investigadores han logrado desenmarañar el misterio detrás de la desaparición y posterior muerte de la psicóloga de 42 años Adriana Pinzón, en el municipio de Zipaquirá. El asesino ya confesó el crimen.
Luego de que en un operativo de realizado por el CTI de la Fiscalía y la Policía, el 14 de junio, fue arrestado Jonathan Torres, cuñado de la víctima y principal señalado de los hechos, ayer sobre las 2 de la tarde Torres reconoció su participación en los hechos, aceptó los cargos que se le imputaron y accedió a firmar un preacuerdo con el ente investigador para señalar a otras personas que también estarían involucradas en el caso.
De acuerdo con Jimmy Pepinosa, abogado de Torres, el móvil de la desaparición y el asesinato de Pinzón habría sido de carácter económico y tendría como objetivo un millonario robo que pretendían hacerle a la mujer. Los delincuentes querían quitarle sus ahorros y quedarse con un millonario seguro que Pinzón habría firmado recientemente.
La Fiscalía señaló que "el hombre se comprometió a aceptar los delitos de homicidio agravado y desaparición forzada. De igual manera, previo aval judicial, recibiría una pena de 28 años de prisión y deberá pagar una multa de 600 salarios mínimos mensuales vigentes; además de inhabilidad para ejercer cargos públicos".
De la misma forma, Pepinosa aseguró que su apoderado habría solicitado protección tanto para él como para su esposa, la hermana de la víctima, a cambio de aportar toda la evidencia posible en el caso. Luego de esta reunión se supo que todo el entramado logístico para quitarle la vida a Adriana y luego desaparecer su cuerpo fue orquestado en compañía de un tercero.
Según el fiscal del caso, "la Fiscalía cuenta con abundante material de prueba y evidencia física que da cuenta de que Torres Campos habría sido la última persona que vio a la víctima con vida. Asimismo permitieron detectar las contradicciones en las que, supuestamente, incurrió para evitar que los investigadores lo descubrieran y ubicaran el cuerpo de su cuñada".
La pista clave
El hombre, quien sería el cuñado de la desaparecida, es el principal sospechosos de la Fiscalía. Foto:Fiscalía general
Uno de los elementos claves que logró acercar a la Fiscalía a resolver el caso fue el testimonio de uno de los conocidos de Torres.
Pocos días luego de que se conoció sobre la desaparición de la psicóloga, las autoridades recibieron el testimonio que reveló que Torres Campos le dio a guardar un maletín que contenía cuchillos con manchas de sangre, fotografías y documentos de la psicóloga como la licencia de conducción a uno de sus conocidos. Además de ello, la Fiscalía ya conocía pruebas contundentes como los videos de las cámaras de seguridad del conjunto residencial Santa Ana, donde vivía Pinzón.
En ese material audiovisual se pudo evidenciar cómo Torres ingresó y salió con diferencia de cinco horas del apartamento de la víctima, y posteriormente se lo ve cargando dos bolsas plásticas negras y un maletín que se llevó en el carro Mazda rojo de propiedad de la mujer desaparecida.
Luego de casi 20 días, el CTI logró ubicar el cuerpo de Adriana Pinzón la madrugada del 23 de junio en una zanja ubicada a un costado de una vía de la vereda Río Frío, en Zipaquirá. La mujer estaba oculta en cuatro bolsas plásticas industriales y, según el dictamen del Instituto de Medicina Legal, tenía algunas heridas ocasionadas con arma cortopunzante.
Antecedentes de Torres
EL TIEMPO accedió a una entrevista con un allegado a Torres, quien afirmó que el hombre tenía graves problemas psicológicos, que era mitómano y que durante su vida había presentado extraños comportamientos en varias ocasiones.
En dicha conversación, Pedro*, conocido de Torres desde que estaban el grupo Escuadrón Móvil de Carabineros de la Policía (Emcar), que es contraguerrilla en el departamento del Cauca, afirmó que a ese lugar arribaban algunos policías que habían hecho algo mal. Algo así como una especie de castigo.
"Era imposible no terminar conociendo muchas personalidades. Dormíamos, comíamos juntos, éramos muy cercanos. Por eso, sin ser un médico, le puedo decir que Torres tenía un problema psicológico grave: era mitómano”, señaló.
Este hombre también señaló que Torres se caracterizaba por sus constantes mentiras y que una de las peores fue cuando afirmó que su hijo había muerto en un accidente de tránsito en el Llano. "Recuerdo que se puso a llorar como un loco. La verdad dudamos mucho de su versión, pero al final nos conmovimos de verlo tan mal y hasta reunimos dinero para que viajara. No podíamos ser tan crueles".
Cuentan que enamoraba a mujeres porque tenía "labia" para convencerlas, proponerles negocios. "Mejor dicho, las enredaba y las embaucaba", contó Pedro quien también recordó una vez que convenció a unas personas en Popayán para que lo dejaran probar un carro con la promesa de que lo compraba apenas le desembolsaran un crédito. "Les tocó poner denuncia porque se llevó el carro para el Llano y nunca lo devolvió".
Precisamente, un episodio similar al ocurrido en Popayán fue el que desencadenó toda la investigación en contra de Torres. Así como desapareció un carro en Popayán también pretendía hacerlo al vender ilegalmente y con firmas falsas el vehículo de la psicóloga a la que asesinó y luego abandonó.
Aunque al cierre de esta edición la familia de la mujer no se había pronunciado sobre la revelación del cuñado, lo cierto es que esperan que el hombre cuente toda la verdad, revele quién más está detrás del asesinato y les diga por qué mató a su familiar.
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