De acuerdo con los reportes de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), el año pasado las afluencias fueron de 8,74 metros cúbicos por segundo.
En 2024 llovió menos que en 2023 en los embalses del sistema Chingaza. Foto:Sergio Acero Yate / El Tiempo.
Esta es una cifra que se ubica muy por debajo de los caudales registrados en 2023, con 10,19 metros cúbicos por segundo. De hecho, ese año fue especialmente seco por la presencia del fenómeno de El Niño, que implica menores lluvias.
“Esta situación es alarmante si tenemos en cuenta que el 50 por ciento del agua que consumimos en Bogotá y en varios municipios de la Sabana proviene del sistema Chingaza”, señaló la gerente de la EAAB, Natasha Avendaño.
Ese sistema está conformado por los embalses de Chuza, localizado en el páramo de Chingaza, y San Rafael, ubicado en el municipio de La Calera. Allí está además la planta Francisco Wiesner.
La gerente del Acueducto, Natasha Avendaño, dio el balance de los días sin racionamiento en 2024. Foto:Mauricio Moreno
Hasta ahora, las autoridades ambientales y el Acueducto de Bogotá tenían como referencia a 1995 como el año más seco. En ese período, por una intensa sequía en el país -la mayor en 20 años- y la reducción del nivel de los embalses en cerca de un 71 por ciento, los bogotanos tuvieron también que enfrentar un racionamiento.
En ese periodo los aportes hídricos llegaron a 8,75 metros cúbicos por segundo. Y, además, estuvo antecedido por un año (1994) de “abundantes lluvias” y las afluencias fueron del 13,52 metros cúbicos por segundo.
Este fue, según el Acueducto, un “escenario que contribuyó a que la ciudad no tuviera que enfrentar una coyuntura como la que estamos viviendo hoy”.
El 2024 se convirtió en el más seco de los últimos 55 años. Foto:MAURICIO MORENO
De la misma manera, de acuerdo con la EAAB, durante los últimos 55 años los caudales de la medición en el sistema Chingaza han sido en promedio de 11,89 metros cúbicos por segundo y esto “significa que el año pasado tuvimos un déficit de 3,15 metros cúbicos por segundo, con respecto al histórico”.
La diferencia con 1995 y 2023 es que la ciudad ahora está más preparada y las obras de optimización y modernización de la planta Tibitoc se encuentran en la recta final.
Esta planta cuenta con siete trenes de sedimentación, varios de los cuales han entrado en funcionamiento en la medida en que las obras se han terminado. Esto le permitió a la EAAB aumentar el caudal de agua que se trata en esa planta y reducir así la presión sobre el sistema Chingaza.
Este nuevo tren permitirá aumentar la capacidad de tratamiento de agua de 8 a 9 m3/s. Foto:Acueducto de Bogotá.
Cabe recordar que Tibitoc pertenece al llamado Agregado Norte y que dicha planta capta agua del río Bogotá. Hoy, representa la mitad del agua que consume la ciudad y al menos 11 municipios. Ese agregado lo conforman los embalses de Neusa, Sisga y Tominé.
Todo esto se suma al ahorro que se ha logrado con el racionamiento en ciclos de nueve turnos diarios y al menor consumo de los bogotanos. Hoy, de acuerdo con información del Acueducto de Bogotá, hay más de 23 millones de metros cúbicos de agua que el año pasado, para un 22 por ciento adicional.
Aun así, la gerente del Acueducto manifiesta su preocupación porque ahora la variabilidad climática genera incertidumbre en el comportamiento de las afluencias, frente a los promedios históricos.
Desde 1968 el Acueducto realiza mediciones diarias de las precipitaciones en el páramo de Chingaza, localizado en límites de Cundinamarca y el Meta.
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