Llegó el regreso a clases y, con este, no solo el momento de comprar útiles escolares, uniformes y loncheras, sino de practicarle diversos exámenes médicos al niño para que esté en perfectas condiciones para ingresar al colegio o al jardín.
Estas evaluaciones permiten analizar el estado de la visión y los oídos, el esquema de vacunas, su historial médico, si hay restricciones para realizar actividad física, si requiere alguna medicación que deba estar tomando, o alguna condición que ponga en riesgo la salud del pequeño o de otras personas, explica el pediatra Álvaro Jácome.
Todo esto cobra importancia al tener en cuenta que el colegio es el lugar donde los niños incrementan el o con las personas y, por ende, el riesgo de contagio de enfermedades, lo cual muchas se pueden prevenir.
“Una detección a tiempo de una deficiencia, por ejemplo, en visión o en la audición, evita que el niño tenga desventajas frente a sus compañeros, en relación con la posibilidad de aprender y desarrollar sus capacidades intelectuales en forma adecuada, además de toda la percepción del medio que le rodea”, añade el especialista.
Pruebas necesarias
María Andrea Jaramillo, pediatra de la Universidad del Rosario y jefe de urgencias de la Fundación Cardioinfantil, indica que todo niño mayor de un año debe tener una visita anual al médico para evaluar el crecimiento y desarrollo neurológico, según su edad.
“Durante esta visita, el especialista hará una valoración general del niño, con énfasis en síntomas cardiovasculares para determinar si puede realizar educación física y deportes, sin riesgo alguno. Por eso hay que informar si el infante tiene antecedentes de problemas cardiacos, síncopes o desmayos”.
Para Jácome, la mayoría de los niños desarrollan sus actividades en espacios limitados, disminuyendo las oportunidades de ejercitarse físicamente y madurar sus habilidades motoras; a esto se debe la importancia de la evaluación para definir, en lo posible, algunas dinámicas concretas para realizar en el colegio.
De otro lado, en caso de que el niño necesite alguna medicina de uso frecuente, el pediatra debe hacer una fórmula médica para garantizar que el colegio siga el tratamiento recomendado. También es importante informar y exigir un certificado, si el pequeño tiene antecedentes alérgicos, para brindar una dieta o medicina segura y adecuada para el estudiante.
Es importante –agrega la especialista de la Universidad del Rosario– que a partir de los dos años se realice anualmente la audiometría y la evaluación de la agudeza visual. Se aconseja que estas valoraciones se practiquen en un lugar especializado en niños, con profesionales entrenados y con equipos adecuados.
“No es necesario realizar exámenes de sangre u otro tipo de estudios de rutina, a no ser que el niño tenga antecedentes importantes que lo ameriten. En este caso, el pediatra será quien determine su pertinencia”, afirma Jaramillo.
Sin lugar a dudas, estos chequeos son claves en la detección temprana de anomalías en el crecimiento, desarrollo o funcionamiento del organismo, y permiten intervenir a tiempo aquellas alteraciones que pueden afectar el buen desempeño escolar.
Además, agrega la doctora, el médico pediatra es el único que puede determinar si el pequeño está sano y puede convivir con sus compañeros.
Por otro parte, existe la responsabilidad civil que adquiere el colegio ante el cuidado del niño, y una manera de ayudarse es cerciorándose de que el estado de salud de los estudiantes sea óptimo. En palabras de Jácome: “Tengamos presente que los niños son seres que tienen una rápida evolución y cambios en su desarrollo, los cuales deben ser detectados por profesionales en la salud, quienes deben evaluar su magnitud con respecto al desarrollo del niño en sí y sus implicaciones con relación a la actividad escolar”.
Si no se hacen chequeos a tiempo...
Cuando los niños no son evaluados y analizados médicamente de manera oportuna, se pueden generar consecuencias negativas que afectan su salud, desarrollo y desempeño escolar, y pueden dejarlos en desventaja frente a sus pares.
“Muchos niños requerirán atención o ayuda adicional de sus profesores para alcanzar los logros esperados en determinado curso o grado escolar, como sentarse más adelante para ver mejor el tablero. Incluso, algunos niños con leves secuelas por prematurez podrían necesitar ayuda a la hora de aprender algunos temas, por mencionar solo ciertas situaciones”, afirma la pediatra María Andrea Jaramillo, jefe de urgencias de la Fundación Cardioinfantil.