Los niños sin hermanos, al igual que quienes los tienen, poseen facilidad para compartir, jugar e interactuar con sus pares, siempre y cuando sus padres promuevan habilidades sociales con de la familia o externos, preferiblemente de la misma edad. Y estas habilidades sociales en los niños no se desarrollan de un día para otro, es deber de los adultos enseñar a socializar a sus hijos desde que son pequeños (ver recuadro).
En caso de que los padres no propicien espacios de interacción con otros niños, según Victoria Cabrera, psicóloga, educadora del Instituto Familia de la Universidad de La Sabana, experta en temas de familia, “es probable que los niños desarrollen grandes habilidades sociales con niños mayores o adultos, ya que con ellos podrán conversar de manera fluida”.
En cambio, con sus pares intentarán mostrarse casi como seres perfectos, que no se equivocan, son considerados los ‘sapos’ del salón porque intentan sobresalir en sus actividades, tratan mal a sus compañeros y generan riñas con pares del mismo sexo.
En estos casos, muchos niños requieren de acompañamiento del psicólogo y de la familia, para estimular la interacción y la adaptación a un grupo. Una herramienta a la que recurren muchos especialistas es invitar a un primo o familiar cercano, de la misma edad, a pasar unos días en casa. No es lo mismo una tarde de juego, a tener que compartir la cama, oler los zapatos y el aroma del otro, cederle una cobija, entre otras actividades. Poco a poco, el niño será más tolerante.
El papel de los padres
• Lo primero es dedicar tiempo de calidad a sus hijos, para de esta manera transmitirles confianza y seguridad en sí mismos.
• Siendo bebés, se les puede enseñar a prestar sus juguetes, inicialmente a sus padres y luego a otros niños. Puede que al principio los pequeños se molesten, pero con el tiempo lo harán con facilidad.
• Los padres tienden a privilegiar a sus hijos con porciones de comida más grandes, especialmente si se trata de tortas, postres y golosinas; es importante distribuir las mismas porciones de comida. También tener en cuenta a la hora de distribuir juguetes u otros objetos de interés para los pequeños. Incluso en sus cumpleaños.
• Permítales a sus hijos jugar con pares del conjunto o del barrio.
• Ocasionalmente, organice fiestas para que su hijo pueda invitar a sus amigos.
También, permítale asistir, cuando él sea uno de los invitados.
• Visiten con frecuencia primos, tíos o sobrinos de la misma edad. Otra opción es organizar onces, tardes de juego o talleres de manualidades en su casa.
• Por ningún motivo gritarlos o responsabilizarlos de sus actos delante de sus pares. Los padres son determinantes en este proceso de socialización.