Amuchos padres les molesta pedir perdón porque consideran que restarán poder, autoridad y control sobre los de la familia y, especialmente, sobre los hijos. También, por ser un tema que afectaría el orgullo y el ego, sería sinónimo de debilidad. Lo cierto es que los expertos coinciden en que sí es importante enseñar a los niños a pedir perdón y perdonar, ya que es una base para formar individuos sanos emocionalmente, que confíen en sus padres, crezcan libres de resentimiento y sentimientos de culpa.
Para enseñar a los niños a pedir perdón es importante que los padres aprendan a perdonarse a sí mismos para obtener, lo que algunos llaman, sanación interior, y de esta manera lo puedan transmitir a sus hijos.
Pedir perdón implica, en primer lugar, reconocer que nos equivocamos y que nuestro comportamiento genera un malestar significativo en el otro. Camila Morentre, coaching en educación familiar, asegura que perdonar es un “acto de humildad que da la oportunidad de resarcir las acciones en las que consideramos obramos mal. Al enseñarla desde la niñez, se pueden evitar traumas y juicios erróneos en los futuros adultos”.
Para Miguel Osvaldo Avilés, psicólogo especialista de la Universidad Católica de Colombia, “aceptar las fallas requiere la habilidad y la disposición cognitiva de evaluar los hechos y dar a entender al otro una posición sincera frente a la situación”.
Alba Liliana Jaramillo Gómez, psicóloga y máster en teología, quien desde hace seis años dicta la cátedra de perdón de la Universidad Javeriana de Cali, asegura que reconocer que nos equivocamos implica asumir que no somos perfectos y que por lo tanto también aceptamos la imperfección del otro, que en muchos casos es necesaria de perdonar.
Pedir perdón es de valientes y de personas sanas psicológicamente, que saben que es un proceso que genera bienestar y, por ende, buenas relaciones con los demás.
Sin embargo, para el doctor Avilés, “no saber pedir perdón es producto de la inadecuada formación que hemos recibido al respecto, la forma en que transcurrió nuestra crianza y de los imaginarios, a partir de los cuales establecemos formas de interacción con nuestros hijos”.
Los padres deben ser conscientes de su papel frente a la educación de sus hijos. Pedir perdón a los infantes les permitirá entender que los adultos, al igual que los niños, son seres humanos con virtudes y defectos; también, fortalece el vínculo afectivo y valida el reconocimiento de autoridad hacia el futuro.
Carolina Molina, psicóloga infantil, asegura que “es importante pedir perdón con amor, que sea un acto consciente y de corazón. No se trata de hacerlo repetitivamente y de manera mecánica, se debe enseñar a los niños para qué sirve el hecho de remediar las cosas y cómo perdonar”. En familia, el perdón se debe trabajar a partir de la tolerancia y el ceder.
¿Cómo pedir perdón a los niños?
El ejemplo es la forma ideal de enseñar a los niños a perdonar. Los padres deben ser modelo a seguir de sus hijos, si el adulto es capaz de pedir perdón a su pareja o a sus hijos, será el mejor testimonio para que los pequeños entiendan que este acto es sanador y que vale la pena ir por la vida sin cargas ni resentimientos, que hacen daño.
Además del ejemplo, para Morentre lo mejor en estos casos es que una vez el adulto cae en cuenta del error, mire a los ojos a sus hijos y se ponga a la altura de los pequeños (así deban acostarse, agacharse o sentarse). Si son menores de 2 años, se les debe explicar de forma sencilla y lo más corto posible. Se pueden emplear frases como 'lo siento', 'me equivoqué', 'te quiero' y 'gracias'.
A partir de los 3 años, se les debe explicar por qué se pide perdón, sin que suene a excusas, explicarles cuál fue la causa de la equivocación. Los niños tienen un gran corazón, entenderán a sus padres, los perdonarán y sabrán que ellos también se equivocan y aprenden en la marcha.
César Sierra, director de la escuela de educación del Politécnico Grancolombiano, reitera que los “niños no aprenden con sermón o discurso. Otra forma para aprender sobre el perdón es la lectura de cuentos sobre valores y relacionarlo con formas cotidianas. También, a manera de juego”.
De ninguna manera se debe obligar al niño a perdonar. El ejemplo más común es: “ve, discúlpate con Jaime por quitarle el juguete”, el niño se acerca, pide perdón, pero en su interior no lo siente.
Entre hermanos también es importante enseñarles a perdonar a los niños, los padres deben mostrar una postura equitativa, escuchar y entender el malestar emocional que se puede generar en cada uno de los hermanos y privilegiar la sensación de bienestar en todas las partes.
Para el doctor Sierra, “cuando no se perdona se generan sentimientos de culpa y resentimiento. Muchos niños se vuelven tímidos e introvertidos. Además, se sienten culpables de todo lo que sucede a su alrededor”.
Siempre será bueno dar el paso en familia y, si no se logra, acudir al psicólogo para que brinde asesoría.