Su bebé muerde la cuna, los juguetes y hasta les ha causado dolor a los adultos. No es razón para alarmarse y mucho menos para ejercer violencia sobre el pequeño, esto no es una señal de agresividad.
En muchos casos ocurrirá porque los primeros dientes empiezan a salir y morder es una forma de aliviar esa molestia.
Existen objetos en el mercado como galletas de plástico que ayudarán a disminuir el dolor.
Un bebé también muerde porque la boca es uno de los medios de o con el mundo exterior. No conoce nada de lo que le rodea y este es su modo de explorar y conocer. Morder un hombro o un brazo es la manera de comunicarse que tiene un pequeño que no habla.
Esto se conoce como aprendizaje de causa-efecto. Así el bebé muerde para saber cuál es la consecuencia y hasta puede parecerle gracioso. Una buena reacción de los padres es reírse también y hacerle cosquillas en el estómago. Claro que siempre se recomienda estar atento, para determinar lo que el bebé puede llevarse a la boca.
Cómo reaccionar frente a los mordiscos
:: No ridiculice al pequeño.
:: No lo reprima con palabras agresivas, ni con violencia.
:: Prestar atención a que no esté mordiendo objetos como los juegos del parque u otros que puedan generar molestias posteriores o infecciones.
:: Observar cuándo muerde. Puede manifestarlo en estados de ansiedad, aburrimiento o cansancio.
En ocasiones no morderá solo los objetos, sino a otros niños o a un adulto. La comprensión y la paciencia son fundamentales. En estas ocasiones se le puede manifestar al pequeño que no es ideal el mordisco y que al afectado le produce dolor.