El baño, los masajes y la relajación son las principales actvidades que se deben hacer con el pequeño, antes de acostarlo.
El sueño del bebé sí que preocupa a los padres, especialmente en los tres primeros meses de vida.
En este lapso de tiempo, los pequeños tienen un patrón de sueño interrumpido, pues se despiertan cada dos o tres horas para pedir alimento.
En las primeras seis a ocho semanas de vida, según la pediatra estadounidense Jodi Mindell, reconocida internacionalmente por sus publicaciones sobre el tema, el bebé duerme de forma desordenada y solo se logra establecer un horario a los tres meses de vida.
Desde los cuatro meses empieza a dormir más tiempo en la noche (se despierta una vez para comer) . A los seis, señala Mindell, casi todos los bebés sanos no necesitan que los alimenten en la noche y deberían dormir de corrido.
“Entre los 6 y los 12 deben pasar de largo; si no lo hacen, cualquier alteración en su sueño no es del infante sino de sus padres, al no ser capaces de establecer rutinas y rituales”, dice Marco Aurelio Venegas, neurólogo especialista en trastorno del sueño.
Si el bebé llega al año de edad y despierta a sus padres, esto amerita una consulta al especialista.
¿Qué altera el sueño?
Todo aquello que interrumpa el sueño de los niños -después de tener una rutina de sueño establecida- y no ceda en pocos días, debe consultarse, afirma el doctor Venegas.
Un estudio afirma que el sueño se vuelve problemático dos semanas antes de que el bebé empiece a caminar; otro factor que interrumpe el descanso es el ambiente de la habitación donde él duerme: demasiado ruido, calor o frío alteran su descanso. Problemas de salud como el reflujo y las infecciones del oído también lo alteran.
El apunte
Baño, masaje y actividades relajantes
A partir de los tres meses de edad, los padres pueden crear una rutina de sueño de la siguiente manera: baño con agua tibia, masaje, alimentar al bebé y realizar actividades tranquilas como cantarle o leerle un cuento, ojalá con las luces tenues.
Debe acostarse al pequeño semidormido, en el sitio dispuesto para su descanso.
Un estudio dirigido por la pediatra estadounidense Jodi Mindell demostró que una rutina para dormir durante la noche, que incluyó baño, masaje y actividades relajantes, mejora el sueño del bebé.